Ricardo Melgar Bao, antropólogo e historiador peruano, fue homenajeado por la UNE

Nota de Prensa N° 043-2020-OII-UNE

A un día de cumplirse dos meses del sensible fallecimiento del ilustre maestro, antropólogo e historiador peruano, Dr. Ricardo Melgar Bao, la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, le rindió un merecido reconocimiento y homenaje póstumo al docente e investigador especializado en estudios latinoamericanos, el viernes 9 de octubre.

En el acto de homenaje que fue transmitido en vivo a través del Facebook Oficial, desde el Canal UNE TV, participaron el rector Dr. Luis Rodríguez de los Ríos, el Dr. César Delgado Herencia, la Dra. Dalia Ruiz, distinguida investigadora de la Universidad Nacional Pedagógica de México, el Dr. Luis Millones Santagadea, destacado antropólogo peruano, y el Dr. Emiliano Ricardo Melgar Tisoc, hijo del recordado historiador.

Inició su participación, el rector Dr. Luis Rodríguez, quien manifestó que se realiza este homenaje póstumo a Ricardo Melgar Bao, doctor honoris causa de nuestra casa superior de estudios y entrañable amigo, como reconocimiento a su fecunda labor intelectual tanto en Perú como en México, ciudad donde residía desde 1977.

“Nuestro reconocimiento se funda en su entrañable compromiso con la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, en el año 2019, cuando nada hacía presagiar lo que le deparaba, vino y propuso motu proprio impartir una conferencia en el aniversario de la UNE, actitud sólo explicable apelando a su generosidad intelectual y docente. Este es un carácter que valoramos en Ricardo Melgar Bao”, resaltó el rector de La Cantuta.

Por otra parte, destacó su confianza para que el fondo editorial de esta institución edite la valiosa correspondencia entre el historiador Raúl Porras Barrenechea y el intelectual hondureño Rafael Heliodoro Valle, con el título Raúl porras Barrenechea y Rafael Heliodoro Valle, un ejemplo de cooperación intelectual (1921-1959), una obra que se concluyó al inicio de esta pandemia y de la cual dijo será un gran aporte a la historiografía peruana.

Agradeció a los intelectuales y profesores universitarios peruanos Luis Millones y César Delgado, el generoso aporte de la doctora Dalia Ruiz Ávila, profesora investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional de México, y a sus entrañables hijos, por su destacada participación en este homenaje.

Luego, le tocó la participación al Dr. César Delgado, quien en una entrevista recordó la trayectoria de Ricardo Melgar y narró algunos momentos de su larga amistad de casi cincuenta años, desde que se conocieron en 1967 cuando ambos estudiaban para ser profesores de educación secundaria, en la otrora Universidad Pedagógica Inca Garcilaso de la Vega. En un primer momento, destacó en el Dr. Melgar Bao su forma de ver la vida y la realidad nacional, a raíz de los movimientos estudiantiles que encabezó para formar Asociación de Estudiantes de aquella universidad.

También contó aquella ocasión en la que estudiaron juntos Antropología Social en la UNMSM y cuando por razones de trabajo se hicieron cargo de la conducción pedagógica del Puericultorio Pérez Araníbar, en el que se desarrolló una escuela reflexiva pero emancipadora, con libertad.

El Dr. César Delgado asegura que fue una gran decisión de su entrañable amigo de migrar a México en 1977, cuando en el Perú se vivía la llamada revolución de la Fuerza Armada, porque nos encontramos con un latinoamericanista que piensa las relaciones humanas a partir de las dos civilizaciones, la del Tahuantinsuyo y la Azteca.

“Ricardo Melgar nunca dejó de ser peruano, pero también amó a México, su nombramiento como investigador emérito (otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México) como también que La Cantuta le haya dado el honoris causa, eran dos hitos muy importantes como sus logros personales”, enfatizó.

En cuanto a sus escritos, manifestó que la Pacarina del Sur fue uno de sus logros editoriales y una de las tareas cumbres que siempre persiguió el recordado docente e investigador, ser el animador de un medio de comunicación de pensamiento crítico, que existe desde el 2007, con 45 números y que aparece trimestralmente.

Finalmente, destacó del maestro Melgar Bao su productividad literaria y su mirada pedagogía critica, muy seguidor de las tesis arguedianas en educación, y dijo que siempre quería ser recordado como profesor y lo consiguió a través de sus estudiantes.

Por su parte, la Dra. Dalia Ruiz, en el homenaje al reconocido antropólogo e historiador peruano, le dedicó con afecto y nostalgia un hermoso texto titulado Tirso Ricardo Melgar Bao, un doctor honoris causa.

“El último 10 de agosto mi amigo de muchos momentos compartidos había cruzado el gran rio. Referirme a él solo se rige por el anhelo de mantenerlo presente y el deseo de arrancar jirones de mi vida al olvido”, expresó al iniciar su alocución.

Asimismo, mencionó que en el 2019 recibió el honoris causa por la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, que es un título honorifico que concede una casa de estudios de alto nivel, principalmente a personajes destacados, por la virtud y el mérito a las acciones de servicio, de gran trayectoria profesional íntegra y Ricardo, peruano de nacimiento radicado en México por más de 4 décadas, reunía esas características.

Por otro lado, dijo que él engendró una obra producto de su época en la que revela límites intelectuales de su tiempo, orientados a descifrar problemáticas e incógnitas latinoamericanas. Como testimonio, afirmó que, para Ricardo, José Carlos Mariátegui fue uno de los pensadores contemporáneos más representativos de América en el escenario mundial.

Sin duda, la Dra. Ruiz señaló que las reflexiones de Ricardo Melgar representan algo más que un espacio neutro y pasivo de las materialidades ideológicas, políticas, históricas y culturales de su discurso; son la expresión de su identidad y su territorialidad y del tiempo en el que surgen.

Y culminó su intervención, agregando estas sentidas palabras “Hoy Ricardo, desde lejos pienso con cariño en ti, en tu legado y, querido amigo, te siento cercano”.

Por su parte, Luis Millones Santa Gadea, recordó que conoció a Ricardo Melgar en 1966, con apenas 20 años, cuando estudiaban en la Universidad Nacional Herminio Valdizán de Huánuco, y diez años más tarde se encontraron en la Universidad San Marcos.

Mencionó que Ricardo empezó a trabajar la historia de los siglos XIX y XX, pero no desde la forma del historiador clásico sino desde la técnica del ensayo, porque hacía gala de su fantástica pluma; subrayó que era muy simpático y muy amable.

Tuvo una brillante tarea como historiador y antropólogo, con una enorme cantidad de publicaciones, y por su participación en congresos realizados en Perú y México, hizo que consolidase grupos con los cuales podía trabajar orientados a lo ideológico y político en sus estudios.

Finalmente, manifestó que hasta los últimos días hablaban del futuro, de lo que podían hacer, de lo que faltaba hacer y su gran recuerdo es que fue un escritor del futuro, que siempre pensó más adelante y que, a pesar de su muerte, su trabajo perennizará su obra.

Y para culminar el homenaje, se contó con la participación de Emiliano Ricardo Melgar Tisoc, hijo del maestro Ricardo Melgar, quien con mucha emoción y orgullo hizo una semblanza de su vida, habló del amor por su familia, su legado académico y profesional y sus reconocimientos obtenidos a lo largo de su trayectoria.

Recordó que aun en el epílogo de su vida, su padre fue siempre un entusiasta escritor e investigador, ya que en vísperas de su fallecimiento le comentó que acababa de terminar los detalles finales del que sería su último escrito en vida para publicarse en una revista en Buenos Aires.

Resaltó el estrecho contacto con la literatura y la historia, su gusto por la lectura, el sumergirse en libros y revistas de todo tipo que hablaban de personas y lugares reales, imaginarios o distantes, y todo eso estimuló su mente llena de metáforas y simbolismos con las que le gustaba dar charlas y escribir varios de sus textos.

En otra parte de su intervención, contó que, a la edad de 20 años, gracias a esa rienda suelta de plasmar sus ideas con facilidad a través de una pluma generosa y erudita le permitió escribir una novela durante 59 horas seguidas a 30 palabras por minuto en coautoría con su amigo Gabriel Nizen, rompiendo récord mundial de escribir una novela de manera seguida por tantas horas.

Otro pasaje que contó de la vida del maestro Melgar Bao es que, durante sus estudios en la carrera de antropología en la UNMSM, sus ideales y facilidad de palabra lo llevaron a ser dirigente estudiantil izquierdista y que debido a su postura política inquebrantable se trasladó con su esposa a México en 1977, durante la dictadura militar peruana de Morales Bermúdez.

“Eligieron a México por su hospitalidad, también porque habían hecho algún viaje anterior y les había gustado mucho ese país y aunque pensaban regresar al Perú, con el tiempo la estabilidad laboral al ganar una plaza de profesor investigador de tiempo completo en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, llamada popularmente ENAH, del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, y el nacimiento de sus dos hijos, uno de ellos en tierras mexicanas, llegaron a tramitar su naturalización, a finales de la década de 1980”, relató.

Más adelante, comentó que su padre concentró durante 15 años una gran cantidad de materiales de archivo y documentos que le permitieron entretejer y dar forma a los textos que conformarían la parte final de su quehacer sobre pensadores políticos latinoamericanos.

“La temática sobre pensamiento crítico latinoamericano en la que se centró su interés en los últimos años de producción académica, le dio origen a la fundación de una revista electrónica que al tanto le enorgullecía llamada Pacarina del Sur, en 2009”.

Finalmente, remarcó que fue un abuelo muy amoroso con ellos y mencionó que ese es un aspecto que también se debe destacar en los homenajes.

“Mi papá en el verano del 2020, después de años de estar luchando contra sus cangrejos, como él decía a las enfermedades que tenía, ha partido en su balsa de totora, surcando las olas hacia la pacarina al encuentro con mi madre, ese viaje que has emprendido no es un adiós sino un hasta pronto”.

La Cantuta, 9 de octubre de 2020

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